Cerro Negro indomable

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Después de planear una ruta de 4 días, decidimos visitar la ciudad universitaria León, ahí tendríamos un encuentro con un par de viajeros argentinos que estaban de pasada y que se dirigían rumbo a México. Nos fuimos rumbo a cerro negro muy confiados que era una ruta de 22 km desde León, solo que nosotros íbamos en moto con mucha carga pues llevábamos maletas para varios días y no habíamos tomado en cuenta que ese trayecto hasta cerro negro estaría lleno de arena volcánica, de modo que las llantas pisteras tenían poco agarre y se hundía demasiado en la arena.

A una velocidad promedio de 15km por hora y saliéndonos de la vía constantemente por las irregularidades del camino, cada kilómetro que avanzábamos era más duro y más lento.

Ir sobre una moto a una velocidad promedio el clima no es para preocuparse, pero estar expuesto en medio del sol de un intenso verano en pleno marzo es otra historia. Pues ese era nuestro escenario aquel 16 de marzo. El cansancio nos estaba agotando de una manera acelerada.

Llego la primera de las incontables veces que nos resbalamos y caíamos al suelo. Íbamos tan despacio que la caída en arena suelta, era hasta satisfactorio dejarse caer, pues no había que preocuparse por algún fuerte golpe. Esa primer caída fue la que nos advirtió que el camino no sería nada fácil de conquistar el glorioso cerro negro.

Después de mucha arena, sol, problemas mecánicos y hasta ganas de regresarnos por la misma fatiga, al fin llegamos a tierra firme, estábamos en el puesto de visitantes, ahí el ánimo nos volvió a nuestras vulnerables almas y la energía empezó a recorrer nuestros cuerpos. Había agua fresca, jugos y sobre todo sombra. Ya habían pasado más de 5 horas de viaje desde que salimos de Managua.

A las 12 del medio día apenas habíamos superado la primera de 4 etapas de la gira. Había que subir el flamante cerro negro a pie en medio de la estrella solar que nos acechaba desde muy temprano.

Disfrutamos cada paso que dimos escuchando resonar la arena volcánica y las impresionantes vista hacia el horizonte. Cuando íbamos a mitad de camino empezó a sentir acrofobia la Gabriela, ella ya quería regresarse y no continuar más.

Cuando ya se ha vivido toda una gran aventura para llegar a un lugar, el miedo se tiene que romper, pues llegar hasta donde estábamos no había sido tan sencillo. Teníamos que continuar.

Luego de caminar por aproximadamente 2 horas, llego el momento de lanzarnos por la ladera del volcán encima de una tabla. En ese momento cualquier miedo, cansancio, fatiga dejo de existir. Estábamos bajando a más de 40km/h durante un par de minutos. ¡Fue adrenalina pura!! el viaje ya había valido la pena y habíamos cumplido 3 de las etapas del día.

Ya era momento de retornar hacia la ciudad de León, y el hecho de solo imaginar el regreso por los mismos senderos arenosos era todo un desafío que de cualquier modo había que hacerlo. Retornamos a León a las 6PM, con más de 12 horas con nuestros cuerpos en actividad, era merecido un descanso con urgencia.

Pero el día no podía culminar así no más, tuvimos el encuentro con los viajeros Alejandra, Albert y su perro Otto, ellos viajaban en ese momento desde Argentina hasta México, coincidimos buscando nuestra cena en un carrito de Hamburguesas y tuvimos un intercambio de experiencias. Cuya conversación fue emotiva y llena de buena vibra para seguir adelante con nuestra ruta.