Día 2: Ruta León a la reserva Tisey
La ruta hacia Tisey era nuestra destino después del colosal cerro negro,pero las cosas no siempre salen como se planean pues este viaje tendría su propia historia, así que partimos de León hacia Esquipulas por la carretera alterna hacia el norte de Nicaragua visitamos la iglesia del Cristo Negro y desde luego el GPS nos guió por un camino de terraceria, desde que partimos del parque sabíamos que no sería fácil pues la gente local nos dijo que ese camino estaba en pésimas condiciones.
Los primeros 5 km estaban en perfectas condiciones pero la preocupación empezó al ver tractores a la orilla de la carretera, estaban reparando el camino y había material selecto y piedras sueltas por todos lados, y con un par de kilómetros de terraceria ya la confianza respecto al camino estaba superado, viajábamos a 40km por hora entre la tierra suelta piedras y con con todo el peso del equipaje, era de esperarse… Nos caímos y esta vez no daba tanto gusto como las de cerro negro, a consecuencia teníamos algunos golpes en las manos y rodillas que por fortuna las protecciones y las maletas nos ayudaron en no tener contacto directo con el suelo.
Con todo el cansancio y haber sufrido un golpe que me había devuelto el miedo con solo pensar que pudo haber sido peor, ya estábamos a unos 50km de Estelí debíamos seguir por el mismo camino lleno de subidas y bajadas pedregosas que la gente en Esquipulas nos había dicho, lo que que seguramente olvidaron decirnos es que habían increíbles paisajes y vistas en medio de tantas montañas, esos tramos del viaje es por lo que recorremos caminos que aun en el mapa no aparecen.
Llegamos a las 12MD a la ciudad de Estelí con mucha hambre y sed buscamos un lugar para almorzar y tomar algo, luego recorrimos la ciudad buscando el famoso árbol que es parte de una famosa pintura en la ciudad.
A este punto y confiados en que la reserva de tisey estaba relativamente cerca a unos 15km de la ciudad, salimos rumbo a nuestro destino por el camino hacia el salto de La Estanzuela, pero la especialidad del GPS del teléfono era perdernos y llevarnos por caminos llenos de sorpresas, esta vez nos llevo por caminos curiosamente alucinantes rodeando toda la reserva y que el único modo de llegar por ese camino era abriendo caminos.
Una señal en medio de la nada
Y es que cuando el viaje se realiza con una buena vibra, señales vienen al horizonte de una trocha donde solo cabe un vehículo 4×4, un señor de unos 65 años aproximadamente nos apoyo en reparar un resorte que por el mal camino se nos había caído, y nosotros sin una sola herramienta el fue quien nos apoyo con su tenaza que saco de un bolso de cuero viejo, ni siquiera le pregunte su nombre, nos guió por el camino correcto y nos dio la bendición al despedirnos.
Al final del día no logramos dar con la finca El Jalacate, tuvimos que hacer camping en medio de unos pinares de un albergue que nos abrió sus puertas, disfrutamos de una caliente taza de café del norte y amanecimos rodeados de una espesa bruma, con una temperatura de amenos 10 grados.
Recargados después de descansar y disfrutar del rico clima, aun no habíamos logrado nuestro principal objetivo. Conquistar Tisey, nos levantamos muy temprano y ya con la ubicación exacta nos dirigimos a la Finca el Jalacate donde la habita Don Alberto.
No todo es sobre dos ruedas
Efectivamente para poder apreciar el arte y la naturaleza hay que ir a bajas revoluciones, recorrimos el sendero lleno de esculturas talladas a mano y como herramienta una piedra. Después de una larga caminata al fin llegamos al lugar, lleno de arboles en medio de un valle boscoso, grandes estructuras talladas en las paredes de las imponentes montañas que nosotros apreciábamos desde muchos kilómetros a la distancia, nos sentamos a reflexionar y a disfrutar de la recompensa de un viaje que sin lugar a duda nos puso a prueba.